AUTOBIOGRAFIA:

Mi nombre es Mauro Darío Pesoa y nací el 26 de junio de 1993 en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. Desde pequeño, crecí rodeado de mi familia: mi hermana Cecilia, mi madre Mónica Navarro, una experta en mimbrería, y mi padre Darío Pesoa, un técnico en electrónica.

Recuerdo con claridad los primeros años de mi vida en Rosario. Cada mañana, me sumergía en la mágica atmósfera de la mimbrería de mi querido abuelo Pocho. Allí, entre el cálido aroma de la caña malaca ardiendo en el fuego y la textura del mimbre recién extraído de los piletones húmedos, descubrí un mundo de posibilidades creativas. Aunque era solo un niño, me dejaba llevar por mi imaginación, construyendo muñecos con las varillas de mimbre y experimentando con los tejidos, aunque al principio me resultaba difícil. Aquellos momentos fueron verdaderos tesoros de mi infancia, y aún hoy en día, conservo en mi memoria la magia y la emoción que despertaban en mí.

Pero la vida nos lleva por caminos inesperados, y debido a la crisis económica que azotó a Argentina en 2001, nuestra familia se vio obligada a dejar Rosario y buscar nuevas oportunidades en Formosa, lugar donde nació mi abuela paterna.

Recuerdo que los primeros tiempos en Formosa fueron difíciles. Éramos una familia muy humilde y a menudo nos faltaban los recursos básicos para vivir. Sin embargo, gracias al esfuerzo y trabajo duro de mis padres, logramos salir adelante.

Cada piedra y cada ladrillo fueron un testimonio tangible de nuestro esfuerzo conjunto, y esos momentos de construcción se convirtieron en símbolos de nuestras raíces y de la importancia de mantenernos fieles a ellas.

Mi padre, con su espíritu incansable y su amor por la electrónica, encontraba trabajos temporales para sostenernos. Nunca dejó de demostrar su habilidad y versatilidad, siempre dispuesto a hacer todo lo necesario para cuidar de nosotros.

Mi madre, la heredera del noble oficio de la mimbrería, confeccionaba con paciencia y destreza bolsos, carteras, muebles e incluso pequeñas sillas, utilizando los escasos recursos que teníamos. Cada una de sus creaciones estaba impregnada de amor y dedicación, y gracias a su talento, podíamos acceder a pequeños lujos, como un postre especial, fruta fresca, y momentos de alegría en fechas especiales.

Aunque nada era perfecto, siendo niños nos apoyábamos mucho en nuestra imaginación y recursos lúdicos. Con el paso de los años, volvimos a reunirnos con Alejandro, mi hermano mayor, una persona rebelde pero con un buen corazón.

Los tres hermanos nos apoyamos mutuamente y contribuimos al crecimiento de nuestra familia. Yo seguía fascinado por las habilidades de mi madre, observando maravillado cómo sus manos tejían y daban vida a objetos únicos.

El tiempo pasaba inexorablemente, Durante mi adolescencia, aún no sabía con certeza qué camino seguir. Siempre tuve una inclinación hacia el arte, el dibujo y la construcción. Asistí a un colegio técnico donde adquirí conocimientos en albañilería, cálculos, cerrajería, carpintería y electrónica.

Durante mi adolescencia, me enfrenté a dificultades adicionales como el acoso escolar, producto de mi orientación sexual y de no encajar en los estereotipos impuestos.

Sin embargo, en medio de la oscuridad, encontré la luz en unos pocos amigos verdaderos que se mantuvieron a mi lado, brindándome su amor y apoyo incondicionales. Con el tiempo, aprendí a perdonar y a seguir adelante, consciente de que el acoso era solo una muestra del mundo real y de las reacciones de los demás hacia lo desconocido.

A los 17 años, decidí seguir mi pasión y estudiar diseño de indumentaria. Regresé a mi ciudad natal, Rosario, e ingresé al Instituto Privado Anrique, en la Alianza Francesa. Al finalizar mis estudios,volví a Formosa y fue entonces cuando descubrí que no me conformaba con crear vestidos de fiesta convencionales.

En 2013, emprendí un emocionante proyecto junto a mi madre bajo la búsqueda de trabajo en conjunto. Se me ocurrió fusionar el oficio de la mimbrería con la moda.

Creamos nuestra primera colección llamada "Umbilical", Durante cuatro intensos meses, intercambiamos conocimientos y trabajamos arduamente para dar vida a nuestra colección de prendas, zapatos y bolsos. Elegimos el nombre "Umbilical" porque reflejaba la conexión madre e hijo y nuestra conexión con el oficio ancestral del mimbre.

Con timidez, pero con una determinación inquebrantable, presentamos nuestra colección en una pasarela en Formosa. Aunque al público le costó comprender nuestra visión y nos tildaron de "locura", decidimos desafiar las convenciones y participar en el prestigioso concurso SLOW MODA, un certamen dedicado a la moda sostenible, con participantes de todo el país.

La emoción y la gratitud que sentimos al ser seleccionados entre los cinco finalistas fue indescriptible. Competir con marcas que siempre admiré fue un verdadero honor y una señal de que estábamos en el camino correcto.

Fue una gran alegría ganar el concurso, sabiendo que esta victoria abriría muchas puertas en nuestro camino. Montamos una exhibición de las prendas ganadoras en el Museo Steven y, desde entonces, creamos una nueva colección llamada "Formosa umbilical" y tuvimos el honor de representar a Argentina en la Expo Milán en Italia. Nuestras creaciones fueron exhibidas en París, Paraguay y otros lugares del mundo. Poco a poco, fuimos creciendo y lanzando nuevas colecciones como "Natal", desarrollada en colaboración con la incubadora de diseño del INTI. "Madera Santa", seleccionada en Puro Diseño, y "Bañado de estrellas", presentada en Nueva York. Cada una de ellas fue muy bien recibida y comenzamos a vender en diferentes puntos del país.

A través de nuestras piezas, creadas con conocimientos ancestrales y cargadas de emotividad, contamos historias que pueden ser llevadas y compartidas.

Hace dos años, atravesé una crisis en mi marca, pero en lugar de rendirme, encontré la fuerza y el aliento en colegas y amigos que me brindaron su apoyo incondicional. Gracias a sus consejos, comprendí que podía expandir mi negocio hacia nuevas áreas, como la decoración, el arte y la enseñanza de la técnica del mimbre. Con entusiasmo y determinación, afronto cada día nuevos desafíos. Trabajo en aquello que amo, siempre cuento con el apoyo inquebrantable de mi madre, quien me brinda la fuerza necesaria para seguir adelante.

Esta autobiografía es solo un fragmento de mi vida, pero encapsula mi trayectoria de superación, creatividad y compromiso con la moda sostenible. Como diseñador, seguiré luchando por mis sueños y buscando nuevas formas de expresar mi pasión a través del arte y el diseño. Mi historia es un recordatorio de que, con amor, resiliencia y determinación, podemos transformar nuestras adversidades en oportunidades y alcanzar nuestras metas más extraordinarias.





"Mauro Pesoa Diseño de Autor: Un legado de arte y tradición."